Un nuevo aspirante al trono de Sofía

Sofía, capital de Bulgaria, siempre ha sido una importante ciudad en todos los imperios en los que ha estado, desde el otomano a la Unión Soviética. La ciudad tiene muchísima riqueza cultural y es un destino perfecto para pasar un par de días. Eso sí, para los seguidores del fútbol es una ciudad auténticamente caótica, con numerosos equipos refundados o recién creados. Sigue un poco la tónica de las naciones exsoviéticas, donde algunos oligarcas o personas poderosas crean clubes a su antojo. El gran derbi de la urbe y del país ha sido siempre el CSKA-Levski. Ambas son las dos escuadras más laureadas del Estado y su rivalidad se remonta a la creación del CSKA, en 1948. Fueron la base de la selección búlgara que despuntó en el Mundial del 94 y que hizo vibrar a todo el país al son de sus goles. Pero en 2011 surgió un nuevo equipo que les adelantó por la derecha y que no les ha dado la más mínima opción de volver a levantar una liga, el Ludogorets Razgrad. Este club, pese a ser un histórico, se tuvo que refundar en 2001, pero la entrada del magnate Kiril Domuschiev en la directiva lo convirtió en el conjunto más poderoso de Bulgaria. Curiosamente, Domuschiev es hincha declarado del CSKA de Sofía, pero le impide levantar títulos.

El CSKA se fundó en 1948 gracias al Ministerio de Defensa búlgaro, siguiendo la norma del Gobierno de financiar a los equipos nacionales. En los años 90 el Gobierno dejó de invertir en los clubes y estos se vieron obligados a buscar patrocinio y dinero por su propia cuenta. Para los grandes fue más fácil, ya que contaban con buenos jugadores a los que podían dar salida. Así pues, el CSKA vendió a Hristo Stoichkov al Barça y a Lubo Penev al Valencia. A partir de entonces, también pasó a ser habitual que por las oficinas de muchas entidades desfilaran dirigentes puestos por las autoridades, que a cambio de favores para sus empresas se comprometían a llevar el club. En la mayoría de casos, no tenían ningún interés en el fútbol, y lo único que hacían era aumentar una deuda ya de por sí muy grande. En 2015, el CSKA fue enviado a tercera división debido a sus problemas financieros tras la pésima gestión de sus dirigentes. En ese momento el club fue adquirido por Grisha Ganchev, un oligarca búlgaro propietario del Litex Lovech, otro equipo de la primera división estatal. El Litex pasó a manos del hijo de Grisha, que no tenía permitido gestionar más de un conjunto, y se mantuvo en la élite otra temporada. El primer año en tercera división, el CSKA ganó la copa de Bulgaria y ascendió a segunda. Gracias al título copero logró jugar competición europea. Esa misma campaña ascenderían también a primera sin pasar por la categoría de plata, debido a que, en un partido del Lovech, el director deportivo del club saltó al terreno de juego a protestar y la federación, como castigo, les bajó de división. Grisha pidió adquirir la plaza vacante y lo consiguió. Pero la nueva dirigencia del club, formada por Ganchev, Indzhov y Stoichkov, no acababa de gustar a todo el mundo, y por eso surgieron otros dos clubes a partir de su base social de aficionados. En 2020, por cierto, el equipo anunció la contratación de Alan Pardew para formar parte de su organigrama deportivo, que llegó a debutar en el banquillo, pues durante un breve periodo fue nombrado entrenador interino.

 

El CSKA 1948 se creó por el empuje de un grupo de seguidores del CSKA de Sofía disconformes con la nueva propiedad y en contra del nuevo dueño

 

El primer club nacido de esa base de aficionados desencantados y protagonista de esta historia es el CSKA 1948 de Sofía. Se creó en 2016 por el empuje de un grupo de seguidores del club disconformes con la nueva propiedad y en contra del nuevo dueño. Estos fans, junto con un general del Ejército, Ivan Mechkov, fundaron el CSKA 1948. El club pidió usar los símbolos oficiales de su ‘progenitor’, pero perdieron el juicio frente al CSKA original. Comenzaron en cuarta división jugando en el estadio Levski, el campo con más capacidad del país, pero a sus encuentros no acudían más de 50 personas, ya que la gran mayoría de la afición del CSKA seguía apoyando al club matriz. Lograron ascender divisiones de forma meteórica, subiendo a segunda en 2020. Ese año eran líderes de la división de plata en el momento en el que estalló la pandemia del Covid, y la federación búlgara decidió ascenderles a primera. En 2017, Tsvetomir Naydenov, dueño de Efbet, una casa de apuestas búlgara y patrocinadora de la liga, entró en el CSKA 1948. Según la cuenta de Twitter Fútbol Búlgaro, Naydenov anuncia los fichajes, financia los equipos de fútbol, baloncesto y voleibol, además de ser ya el único dueño del club. Naydenov era seguidor del CSKA desde pequeño, pero al no poder entrar en la directiva del equipo de su vida, se decantó por el nuevo CSKA, donde ve posibilidades de crecimiento. En junio de 2020 nombró como entrenador a Krasimir Balakov, uno de los mejores jugadores búlgaros de la historia y uno de los iconos de aquel Mundial del 94. Cogió al club en primera y lo estableció en la élite, hasta que en 2021 lo dejó. Luego pasó por el equipo Lubo Penev, otro mito del fútbol nacional. El club sigue sin arrastrar a mucha gente al estadio, pero cada temporada aumenta su nivel.

El otro conjunto que nació del CSKA tras la toma de posesión de Ganchev fue el Tsarko Selo. En su caso, fue creado por Stoyne Manolov, quien fuera presidente del CSKA y que, al no ponerse de acuerdo ni con el propio CSKA ni con el CSKA 1948, fundó su proyecto particular. El equipo tuvo una ascensión todavía más fulgurante que el nuevo CSKA, y llegó a primera en 2019. Se mantuvo en la máxima categoría hasta el año pasado, cuando el dueño anunció que no iban a participar en la próxima campaña y que disolvía el club.

Este domingo se juega el nuevo derbi de Sofía, un choque que hace unos años parecía impensable que pudiera eclipsar al gran derbi local, pero que debido a la situación clasificatoria lo está consiguiendo. Aunque el Levski no pase por su mejor momento, siempre será el máximo rival del CSKA, aunque haya equipos nuevos de por medio.

 


SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA


Fotografía de Getty Images.

Ver fuente