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Si Leo lo gana el Mundial – Panenka

Este Mundial será seguramente la última oportunidad de Leo Messi para alzarse con el trofeo más deseado y nos ponemos a imaginar qué podría suceder si lo consigue.

Si Leo lo gana, el mundo, al menos por una noche, se mantendrá en un extraño equilibrio.

Si Leo lo gana, los tatuadores deberán hacer milagros para encontrar un hueco libre en su pierna izquierda.

Si Leo lo gana, Freud se regodeará como un enano en su tumba sabiendo que, también en el fútbol, era necesario matar al padre para caminar solo.

Si Leo lo gana, será la consagración de eso que llaman justicia poética. Será el punto y final del relato, la vuelta de tuerca, la redención del protagonista, el final cerrado de un canto donde el héroe no sabe ni quiere morir.

Si Leo lo gana, Catar seguirá siendo lo que es hoy en día, pero para desgracia de nepalíes, bangladesíes y demás esclavos, muchos pasarán a recordarlo como el país en el que fue posible que Messi por fin se llevara la copa a casa.

Si Leo lo gana, habrá un niño nacido el 19 de diciembre en Rosario que, desde ese mismo instante, comenzará a hacer cábalas para la final de la Copa Mundial de 2046 en un estadio de Hong Kong. Seguirá el rastro de un cometa, escuchará el balido de una cabra, mirará el nuevo anuncio de Quilmes y sabrá que es imperioso, necesario, que la historia se repita.

Si Leo lo gana, un gaucho en una estancia de la pampa argentina lo seguirá llamando pecho frío a los gritos frente a un viejo aparato de televisión. Se acordará de su madre, de toda su familia, pero no recordará el día en que se cayó del caballo y perdió la razón para siempre.

Si Leo lo gana, volverán a repetirse los goles de Klose, de Müller, los otros dos de Klose, de Friedrich, de Griezmann, de Pavard, recordará las carreras de Mbappé con Mascherano y, sobre todo, se acordará de Mario Götze y de aquel tiro pegado al poste en el minuto 113 de la prórroga en Maracaná.

Javier Ceballos Jimenez - Lionel Messi

Si Leo lo gana, los homosexuales caminarán dichosos por las calles de Doha, los derechos humanos se repartirán al por mayor en el emirato, habrá incluso buen gusto en los rascacielos de los jeques y el balón, inocente y perverso, dormirá el sueño de los justos en una balsa de petróleo.

Si Leo lo gana, será el último trofeo de la lista, el delirio final en las estadísticas más allá de toda lógica, la guinda del pastel de cada uno de los cientos de goles

Si Leo lo gana, la noticia llegará hasta el último rincón del mundo, llenará las redes, los reels, los estados, las historias, llenará las hojas de un burofax que nadie mira en unas oficinas de la calle Aristides Maillol y también, de aquí a unos años, un álbum de cromos con las leyendas del pasado.

Si Leo lo gana, habrá una cumbia villera para cada uno de los futbolistas de Argentina. Para el ‘Dibu’, para el ‘Fideo’, para el ‘Toro’, para el ‘Cuti’, para Lío, sonará la cumbia, loco, las manos en el aire, todos juntos, flaco, cantando la cumbia de la ‘Scaloneta’ con las manos en el aire.

Si Leo lo gana, se desatará la locura en el país más dramático y melodramático del planeta Tierra. Será un exceso verbal, será un desborde gestual, será un grito de gol por la ‘Albiceleste’, un puño apretado, serán estas lágrimas, tantas lágrimas, también sus lágrimas.

Si Leo lo gana, será el último trofeo de la lista, el delirio final en las estadísticas más allá de toda lógica, la guinda del pastel de cada uno de los cientos de goles, ese dorado objeto del deseo por el que entregaría ahora mismo los siete balones de oro.

Si Leo lo gana, será un alivio porque no tendré que volver a escribir una letanía como esta dentro de cuatro años. Y seremos entonces cada vez más viejos, cada vez con menos palabras para nombrar aquello que vimos.

Si Leo lo gana, alcanzará la apoteosis, el éxtasis, la gloria, ya saben, los fuegos de artificio en la noche del desierto, pero será también la melancolía de reconocer que cada día falta menos para que todo termine.

Si Leo lo gana, la ‘Pulga’ seguirá la estela que dejó el barrilete y volarán, volarán juntos hasta posarse en lo alto del Obelisco de la 9 de julio.

Si Leo lo gana, todo será tan perfecto que nos tocará desconfiar de la FIFA.

Si Leo lo gana, será como volver a ganar aquella bicicleta que ganó de niño.

Si Leo lo gana, dormirá esa noche y todas las noches abrazado a la copa.

Si Leo lo gana, carajo, ¿te imaginas si Leo lo gana?

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